Monasterio de Agios Antonio

Este julio hemos estado en Milos y Paros, en las Cícladas, de playa en playa en una experiencia realmente única y en la que hemos podido disfrutar de del mar casi en exclusiva para nosotros, especialmente en Milos.

Pero además de playa, las Cícladas encierran otros tesoros como por ejemplo el Monasterio de Agios Antonio (o San Antonio) en la isla de Paros, encaramado en lo más alto de una colina junto al mar desde donde se tienen vistas increíbles.

Vista de Paros desde la Iglesia de San Antonio

Aunque la primera constancia de la existencia del monasterio data de 1420, la invasión de los Otomanos y algunos períodos convulsos de su historia han hecho que la mayoría de los frescos y tallas en madera sean de los siglos XVI a XVIII. Un poquito más de su historia (en inglés) la puedes encontrar aquí.

Iglesia-Monasterio de San Antonio

Sin duda, es un lugar de imprescindible visita si estás por Paros, no tan solo por la importancia de la iglesia-monasterio sino por las vistas y el bonito camino en coche hasta la cima que no toma más de 10 minutos desde Marpissa.

Atlas de Islas Remotas

He terminado de leerme el fascinante «Atlas de Islas Remotas» de Judith Schalansky donde a través de una recopilación de casi 50 islas desperdigadas por todo el mundo se van desgranando pequeñas historias que sucedieron en ellas.

Algunas son realmente impactantes como lo sucedido en 1761 en la Isla de Tromelin, a 460 kms de Madagascar, cuando un barco encalló con más de 200 personas a bordo y en la que 60 esclavos fueron abandonados a su suerte en la isla de menos de 1 km cuadrado y sin árboles. Al cabo de 15 años fueron rescatados con vida 7 mujeres y un niño.

También es interesante conocer la historia de Marc Liblin, un francés que a la edad de 6 años comenzó a hablar inexplicablemente una lengua totalmente desconocida y que al cabo de muchos años fue identificada como la lengua hablada por los 400 habitantes de la isla de Rapa Iti a más de 15.000 kms de su casa.

En definitiva, es una gran recomendación si quieres descubrir algunos de los lugares más remotos del planeta y tu cabeza hierve con aventuras y viajes fantásticos.

Carta de María Fillat Costa

Encontré hace unos días en casa de mis padres una carta enviada en 1944 a mi madre, María Luisa Ventosa Fillat, de su tía María Fillat Costa que vivía en La Puebla de Roda (Huesca).

En julio de 1944, mi madre tenía solo 9 años y vivía en la calle Panamá, número 12 de Barcelona, aunque el número actual se corresponde con el 20-22. En el remitente se especifica la «dirección» de María con un escueto «Rte. Huesca Graus La Puebla de Roda María Fillat». Imagino que el cartero debía conocer a todos los vecinos del pueblo (en 1900 vivían unas 50 personas).

Es interesante observar el matasellos del sobre con la inscripción «FRANCO FRANCO FRANCO – ARRIBA ESPAÑA» y es que el fin de la guerra civil estaba aun muy cerca y no era cuestión de desperdiciar ninguna oportunidad para hacer un poco de publicidad.

La grafía es bastante mejorable, tanto, que resulta muy complicado entender la carta. Incluso el apellido de mi madre contiene faltas ortográficas (Bentosa por Ventosa).

Las 3 bodas de Manolita

He terminado de leerme «Las 3 bodas de Manolita«, ambientada durante la Guerra Civil Española y su postguerra y aunque empezó un poco aburrido, el libro ha ido cogiendo ritmo hasta el capítulo final en donde descubrimos el desenlace.

Combina personajes ficticios y reales como Roberto Conesa, conocido policía y torturador franquista, y maestro de Billy el Niño. Vale la pena leerlo para saber un poco más de los difíciles años de la guerra.

Garmin Forerunner 935

Finalmente he retirado mi viejo Garmin FR10 y mi Fitbit y me he hecho con el Forerunner 935 que combina GPS con medidor de pasos.

Mis Fitbit, FR10 y FR935

Ya hace más de un mes que me cambié y estoy cada día más contento por varias razones: la batería en modo «normal» dura entre 2 y 3 semanas y en modo GPS unas 10 horas, suficientes para terminal cualquier maratón. Además, en un solo reloj tengo todo lo que necesito y puedo configurar las aplicaciones que quiera y las plantillas de visualización.

Lo he probado corriendo y nadando y va de fábula con una precisión muy buena, captando todos los satélites en menos de 30 segundos esté donde esté (con el FR10 podía tardar a veces hasta 10 minutos).

En fin, que estoy muy contento con el cambio.

Las Campanas de Roda de Isábena

La Catedral de Roda de Isábena, en la provincia de Huesca, es de orígenes remotos y ya en el año 957 se nombra en una donación de los Condes de Pallars y Ribagorza.

Desde entonces ha sufrido diferentes reconstrucciones y quizás una de las más importantes es la que se realizó en 1800 después de que en 1791 se derrumbase la torre destruyendo las campanas que contenía.

Repasando las anotaciones que se hicieron de esa rehabilitación y que se puedan consultar en esta interesante publicación de la Diputación de Huesca, aparece mencionado un herrero llamado Vicente Fillat de la Puebla de Roda que se encargo de ayudar en la fabricación de las nuevas campanas.

El hecho es que mi abuela materna nació en esa población y que su padre y su abuelo fueron herreros igual que sus hermanos, e hijos, los cuales mantuvieron abierta la herrería hasta hace poco años. De hecho en casa los conocíamos como los «del ferrero» (pese a estar en Aragón, el idioma habitual era catalán).

Mi tatarabuelo Joaquín Fillat, nació en La Puebla de Roda y murió en el mismo pueblo el 25 de marzo de 1857 por lo que muy probablemente su padre (o abuelo) fue este tal Vicente Fillat que participó en la construcción de las campanas de la catedral de Roda.

Mis primeras fotografías

Estas son las primeras fotografías que tengo de mi y que rescaté hace poco de casa de mis padres.

Mi primo Toni conmigo en brazos

En esta primera fotografía, mi primo Toni me sostiene en brazos con cuatro meses. La fotografía es de abril de 1971.

Yo en la terraza de casa

La segunda fotografía fue tomada en la terraza de casa en agosto de 1971 cuando ya tenía 9 meses.

Edimburgo de los 7 Mares

La población más remota del mundo se llama Edimburgo de los Siete Mares y se encuentra en el atlántico sur a 2.800 kms de Ciudad del Cabo en una pequeña llanura en la falda de un volcán de 2062 metros en la isla de Tristán da Cunha.

La isla es uno de los 16 territorios de ultramar del Reino Unido y el nombre de la población se debe a la visita que el Duque de Edimburgo realizó a la zona en 1867.

Solamente se puede acceder a la isla por mar en un pequeño barco con capacidad para 12 pasajeros que zarpa una vez al mes de Ciudad del Cabo y que necesita 6 días para llegar. Las autoridades de la isla recomiendan a sus 280 habitantes que planifiquen al menos con un año de antelación sus viajes para poder reservar billete en ese barco. No existe turismo en la isla y si quieres visitarla necesitas conseguir una autorización especial del gobierno.

Edimburgo de los Siete Mares (fotografía de FoxFoxington)

Todos sus habitantes descienden de unos 15 habitantes iniciales que ocuparon la isla a principios del siglo XIX y solo existen 6 apellidos fruto de la alta endogamia existente.

Sus habitantes son una combinación de jubilados que viven de sus rentas y agricultores que continúan trabajando la tierra con los mismos métodos artesanales de hace 100 años.

Vale la pena leer un poco más sobre la isla en esta interesante página en inglés.

No es necesario decir que he añadido este lugar a mi lista de lugares que me gustaría visitar alguna vez en la vida.