Lolita

He terminado de leerme «Lolita» de Vladimir Nabokov y ha sido muy decepcionante.

Publicada en 1955, está incluída en prácticamente todas las listas de mejores novelas de la literatura del siglo XX y no son pocos los críticos que la consideran «una obra maestra de la literatura universal contemporánea y un clásico moderno». Francamente, no lo entiendo.

«Una obra maestra» debería ser algo que cuando lees, te gusta, te transmite o te hacer sentir algo, y que al terminar dices «wow». Desde luego no es el caso de Lolita.

Creo que se incluye en todas las listas por la polémica que suscitó en su publicación inicial o porque trata el tema de la pederastia en los Estados Unidos de la primera mitad del siglo XX o a saber porqué. Estoy absolutamente convencido que nadie que leyera la novela sin conocer su contexto o críticas recibidas podría decir que es «una obra maestra».

A riesgo incluso de que me califiquen dentro del selecto club de lectores incultos, diré que además de todo lo anterior, el libro es difícil de leer, con gramática rebuscada y narración lenta hasta el insomnio.

Desde luego, nada que ver con Michel Houellebecq, Niccolò Ammaniti o clásicos como Joan Sales, Márquez y Tostói.

Soviéticos, Americanos y Afghanistan

Uno de los libros que estoy leyendo actualmente es «The Reagan Diaries» que básicamente es la recopilación de todos los diarios que escribió Ronald Reagan durante sus 8 años como presidente de los Estados Unidos.

En su página 386, el viernes 24 de enero de 1986, escribió lo siguiente:

«Over to the Oval Office for staff & NSC meetings & then 5 Afghan children were brought in. They were mere babys, but all victims of Soviet bombings. One little girl with her face virtually destroyed. Three with one arm each & one with only one leg. I’d like to send photos to Gen. Sec. Gorvachev»

Poco imaginaba Reagan que apenas 15 años después, Osama Bin Laden y sus amigos, que habían sido entrenados por la CIA para combatir a los soviéticos en Afghanistan, decidirían atacar a los Estados Unidos en su territorio el 11 de septiembre de 2001. Este hecho justificó la invasión de Afghanistan por parte de las fuerzas norteamericanas así como los más de 15.000 muertos civiles, 10.000 de ellos atribuídos directamente a Estados Unidos y sus aliados.

Ronad Reagan murió en 2004 probablemente sin haber llegado a enviar nunca ninguna foto de las víctimas de su propio país al hijo de uno de sus mejores amigos, el presidente George W. Bush.

Hiroshima, de John Hersey

En 1946, John Hersey publicó un artículo periodístico en The New Yorker describiendo detalladamente como habían vivido el lanzamiento de la primera bomba atómica seis habitantes de Hiroshima. En 1985, casi cuarenta años después, se añadió un quinto capítulo que continuaba con la narración de la vida de los seis protagonistas.

Es probablemente uno de los libros más importantes que he leído en los últimos años por su rigor periodístico y porque se limita solamente a la descripción de los hechos dejando para el lector las opiniones y reacciones a lo que fue el bombardeo, el conflicto bélico, la ocupación americana posterior y la extraña conexión entre guerra y paz.

Sin ningún género de dudas, es un libro que deberías leer y sin el cual nuestro mundo actual se descontextualiza.

Michel Houellebecq

No había oído su nombre hasta que Maria lo nombró hace tres o cuatro meses. Estaba a punto de terminar el libro que me estaba leyendo así que después de leer su última página comencé con «Las partículas elementales» y con el mundo de Michel Houellebecq, un mundo gris, a veces depresivo y desconocido que en algunos momentos roza la pornografía y el delito y que no deja indiferente a nadie.

Casi sin darme cuenta había terminado su primer libro y estaba comenzando con «La posibilidad de una isla» que solo puede calificarse de obra maestra contemporanea e incorporase al selecto elenco de escritores que se seguirán leyendo dentro de unos siglos.

Y es que «La posibilidad de una isla» no te deja indiferente y por eso mismo debería ser una lectura imprescindible para todo aquel que no esté buscando best-sellers aburridos de novela histórica en los que lees uno y los has leído todos (salvo muy honradas excepciones).

Si estás o eres débil o símplemente estás pasando una mala racha en la que el mundo te parece una mierda, mejor que dejes la iniciación a Houellebecq para otro momento.

Fam i Fe

«Fam i Fe – L’entrada dels Pastorells» es el título del libro de Jaume Riera i Sans que describe y analiza la entrada de los llamados «Pastorells» en julio de 1320 en el Sobrarbe aragonés provenientes de Francia y que cruzaron los Pirineos con la intención de extender la fe cristina entre judíos y musulmanes pero sobre todo cambiar el orden de instituciones y las jerarquías sociales que estaban llevando a la miseria y al hambre a miles de personas.

El libro es especialmente interesante porque explica con todo tipo de detalles y con rigor histórico, gracias a la abundante documentación guardada en el Archivo de la Corona de Aragón, como los Pastorells hacen noche en Ainsa y al día siguiente se dirigen a la desaparecida Monclús donde saquean la judería y matan a decenas de judíos mientras que muchos otros son bautizados por la fuerza.

El Rey Jaime II de Aragón y su hijo llevan a cabo varios procesos judiciales contra ellos y contra todos los vecinos de los pueblos colindantes que les ayudaron y se dictan varias penas de muerte a finales de julio. La lista de encausados es larga y detallada e incluye además de algunos de los Pastorells capturados, muchos vecinos de Ainsa, Sieste, Boltaña y Monclús que participaron en la masacre.

De entre el listado de personajes no hay ningún «Sampietro» aunque sí aparece un tal Juan de San Pedro, de Aínsa, dentro del grupo de más de 100 simpatizantes de los Pastorells que fueron encausados en el 1320. Este hecho puede alimentar una teoría alternativa sobre el origen de mi apellido porque tampoco he encontrado ninguna reseña a judios conversos con apellidos de santos a raíz de la matanza de la judería de Monclús.

El libro está excelentemente documentado y la única pena es que esté solo en catalán, lo que dificulta la extensión del conocimiento del fenómeno de los Pastorells para los que no conocen esta lengua.

La Uruguaya

Siguiendo las siempre buenas recomendaciones de Javier Campos, me he terminado de leer La Uruguaya, del argentino Pedro Mairal, un joven escritor argentino que no conocía y que me ha gustado bastante.

La historia transcurre durante 17 horas entre Buenos Aires, la bonita Colonia del Sacramento y Montevideo y aunque el inicio es algo lento, el ritmo se vuelve trepidante con momentos de sosiego que hacen que sea un libro muy rápido de leer.

El libro me ha recordado lo en general buena literatura que se hace en Sudamérica (Bolaño, Márquez, Onetti, I. Allende, Vargas Llosa,…) : más profunda, mágica y sosegada que por ejemplo en España donde los bestsellistas repiten una y otra vez la misma fórmula aburrida para conseguir lectores y grandes portadas.

De Parte de la Princesa Muerta

He terminado de leerme «De parte de la Princesa muerta», la obra biográfica de la princesa Selma Rauf Hanim nieta de unos de los últimos sultanes del Imperio Otomano y madre de la autora Kenizé Mourad.

La novela transcurre en tres escenarios principales: Estambul donde el fin de la primera guerra mundial desemboca en la caída del Imperio Otomano; Beirut, uno de los primeros destinos del exilio de la princesa; India, donde se casa con un príncipe de una región musulmana; y París durante la invasión alemana en la segunda guerra mundial.

Es probablemente uno de los mejores libros que he leído en los últimos años.