Fantic Caballero Scrambler 125

En pleno proceso para sacarme el carnet A2 para poder conducir motos de hasta 48 CV (unos 500cc aproximadamente), me entraron las prisas y después de suspender mi primer intento del exámen práctico decidí comprarme una moto de marchas para ir prácticando.

Después de un análisis exhaustivo me hice con una Fantic Caballero Scrambler 125 por varios motivos:

      • Es una moto muy polivalente que tanto funciona bien en la ciudad como por caminos y en el monte.
      • Es una de las menos pesadas del mercado por lo que es muy fácil manejarla.
      • Su motor Minarelli 125 4T Euro5 es muy eficiente y entrega una combinación equilbrada entre par y potencia.
      • Dispone de embrague anti-rebote.
      • Fántic es una marca emblemática italiana no demasiado conocida por aquí pero con una tradición importante en el mundo offroad.
      • La Caballero Scrambler me parece una moto muy bonita.

Como extras le cambié el color del depósito y lo puse negro (el original era rojo).

Las primeras impresiones después de 3 meses conduciéndola y algo más de 1.100 kms son excelentes: es una moto muy ligera, potente y lo más sorprendente es que es mucho más ágil y segura que la scooter que he conducido durante los últimos años para moverme por la ciudad.

Una vez que dominas las marchas, la moto es mucho más ligera que una scooter y además gira más y como que es más alta tienes una mejor visión del tráfico.

AGL-4, Templarios

El 18 de Febrero de 1995 terminé el servicio militar obligatorio. Estaba destinado en Lleida en el Cuartel de Templarios junto al Castell de Gardeny, en la Agrupación Logística número 4 (AGL4). Mi pase por la mili fue bastante tranquilo y reconfortante: conocí gente interesante, leí muchos libros y tuve tiempo de entrenarme para el que aun sigue siendo mi record vigente de Maratón que hice en San Sebastián ese año con 3h20′.

Como despedida y como recuerdo de los 9 meses que pasamos juntos, alguien se dedicó a hacer este interesante mural del cual hicimos una copia para cada uno y que hoy he encontrado en un cajón.

¿Qué moto me compro?

A mis 50 he decidido sacarme el carnet de moto A2 (48CV máximo) y una vez lo tenga, que ya queda poco, me compraré una. Y aquí es donde comienzan las dudas.

La principal es si quiero una scrambler o una adventure. La scrambler es más cómoda por ciudad mientras que la adventure es más cómoda para distancias largas. En ambos casos, quiero que tengan algo de offroad aunque no tenga ni idea de como conducir por el monte ni quiera hacer ninguna ruta seria (de momento).

Lo cierto es que el 80% del tiempo la utilizaré en ciudad y rondas y que esporádicamente puedo querer ir al Pirineo o a pasear fuera de la ciudad. Estéticamente, las scramblers son más bonitas porque las clásicas del adventure, las BMW 1200GS y toda su familia, me parecen tanques conducidos por abuelos.

Comparativa de modelos

He hecho una pequeña comparativa de los modelos que más me llaman la atención, descartando algunas marcas y modelos que no me atraen nada como las Benelli, CF Moto, Voge o Brixton. Otras clásicas como Yamaha, Kawasaki o Suzuki no tienen gran cosa.

Aunque prácticamente cambio de opinión a diario, los tres modelos que quedan en mi lista final son la Fantic Caballero 500, la Macbor Eight Mile 500 SCR y la Macbor Montana XR5.

Mi Tercer Cumpleaños

En unas horas cumpliré 51 años y para la ocasión he recuperado esta vieja fotografía de mi tercer aniversario.

La fotografía tiene su gracia por lo muy costumbrista que resulta: la botella de CocaCola, absolutamente nada habitual en mi casa, una botella de vino «El Baturrico» y una cerveza Xibeca. Se me hace extraño ver la cerveza y el vino juntos en la mesa porque el único que bebía de vez en cuando era mi padre y no tengo claro a que se debía ese despliegue para una única persona.

El pastel también parece muy perfecto con su «Feliz Cumpleaños» plateado o dorado y es que tampoco era muy habitual que mi madre comprara pasteles ya que los hacía ella misma.

Todo ello me da que pensar que quizás teníamos invitados en la mesa aunque no recuerdo nunca haber celebrado mi cumpleaños con alguien más que mi madre, mi padre, mi hermano y, mientras vivía, mi abuela.

El Balance del 2021

El 2021 está ya casi terminando y este es mi particular balance del año:

      • Pol ha comenzado el colegio y Blanca se ha puesto a andar y ya dice sus primeras palabras: pete (chupete), papa, caca, te, esto, no, nas, llet,…
      • En marzo me rompí el ligamento cruzado posterior de la pierna izquierda y he estado parado 6 meses pero ya estoy casi recuperado del todo.
      • A falta de poder correr, he estado nadando un poco y en septiembre competí en la Marnatón de Cadaqués de 2,5 kms.
      • Después de más de un año y medio sin coger un avión, justo después del verano he vuelto a volar por trabajo para ir a Inglaterra cuatro veces.
      • Finalmente he conseguido vender la antigua casa de mis padres y mi casa del Poblenou con lo que ya solo tengo una hipoteca.
      • He decidido que me voy a sacar el carnet de moto A2 y en octubre aprobé ya el exámen de teórica. Ahora tengo que pensar en la moto que me compraré.
      • He tenido algunos fines de semana de amigos realmente «trepidantes»: boda de Álvaro en Valencia, su despedida, setas en el Sobrarbe, reunión anual de los compañeros de la universidad en Puigcerdà,…
      • A nivel profesional, pocos cambios: contínuo como vicepresidente mundial de ingeniería de software para el segmento de pequeñas empresas con un equipo que ha crecido hasta las 700 personas y con el que continuo aprendiendo día tras día.
      • Finalmente después de 30 años, he comenzado y terminado de ordenar las colecciones de sellos de mis padres y mías. Las he clasificado por países alfabéticamente y con un álbum especial para los sellos de España ordenados por año y tipo de régimen.
      • He leído 6 libros y voy camino del séptimo.

Si me acuerdo de algo más, ya lo añadiré.

Coleccionando Sellos

Cada año intento hacer algo en memoria de mis padres, y en 2021, aprovechando mi lesión de rodilla y que no podía moverme mucho, me he dedicado a ordenar los miles de sellos que tenían metidos en cajas y que estuvieron recopilando durante 2 o 3 generaciones.

El tema no me ha venido de nuevo ya que cuando era pequeño coleccionaba sellos españoles, a partir de diciembre de 1975 cuando comenzó el reinado de Juan Carlos I, y algunos domingos mi padre solía llevarme a la Plaza Real o al Mercat de Sant Antoni a comprar los sellos que me faltaban para mis álbumes.

La tarea ha sido larga y me ha llevado unos 5 meses invirtiendo cada noche entre una y dos horas. Al final me han salido 3 álbumes grandes de 60 páginas: uno para los sellos de España y colonias hasta 1976 y dos para el resto de países.

Primera página del álbum de sellos españoles

La verdad es que es apasionante seguir la historia de los paises a través de sus sellos, descubrir paises que ya dejaron de existir, cambios de nombre, colonias y diferentes formas de gobierno como por ejemplo la Segunda República Española cuando el rey Alfonso XIII tuvo que exiliarse en 1931 para ya no volver nunca más.

Mi Ligamento Cruzado Posterior

El 8 de marzo pasado mientras iba en bicicleta me caí al intentar frenar en un semáforo en rojo y me rompí el ligamento cruzado posterior de la pierna izquierda. Mientras el médico decide si me opera o no, llevo puesta una férula de rodilla que me da calor, me aprieta y me limita el movimiento. No puedo correr, ni saltar ni hacer muchas de las cosas que hacía antes.

La buena noticia es que sí puedo nadar o sea que he empezado a entrenar para la marnatón de Cadaqués de 2,5 kms que me regaló mi hermano.

En busca de mi Ikigai

«Ikigai» es un término japonés que significa algo así como «un motivo para existir y ser» y es la palabra más utilizada por los centenarios japoneses cuando se les pregunta sobre porqué se levantan todas las mañanas.

Se basa en cuatro conceptos principales que son (1) lo que amas, (2) en lo que eres bueno, (3) aquello que haces y por lo que alguien está dispuesto a pagar y (4) lo que el mundo necesita. Solamente a través del balance de estas cuatro variables se consigue la plenitud del Ikigai.

Probablemente, la más controvertida es la número 3 (aquello que haces y por lo que alguien está dispuesto a pagar) pero como ya decía hace unos años, resulta difícil ser feliz si no tienes dinero.

Las cuatro variables del Ikigai y las consecuencias de no estar en el centro

En el gráfico de arriba se muestran cláramente las consecuencias de no estar en el centro del perfecto balance entre las cuatro variables: inutilidad, tristeza, pobreza y mediocridad. Si te quedas fuera de los cuatro círculos principales entonces es que lo tienes todo pero dudo mucho que realmente haya alguien en el mundo que no pueda encontrar ninguna de las cuatro variables en él.

En el libro «Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz» hay cuatro preguntas para iniciarse en esa búsqueda del Ikigai y que voy a intentar autoresponderme:

      • ¿Cual es mi elemento natural? Me siento cómodo delante del ordenador, solo, durante horas pero también con gente pero sobretodo viajando y descubriendo cosas y lugares nuevos todos los días.
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      • ¿Con qué actividades se me pasa el tiempo volando? Estudiando la genealogía de mi familia, escaneando documentos antiguos, corriendo o yendo en bicicleta, comiendo, creando cosas nuevas, estudiando  en profundidad temas que me apasionan, subiendo picos (no muy altos) y enseñando o explicando cosas a otros.
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      • ¿Qué me resulta fácil hacer? Hablar en público, estar y hablar con gente, estar concentrado en algo concreto y que me guste durante muchas horas seguidas, resolver problemas y estar bien conmigo mismo en situaciones tristes o de stress.
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      • ¿Qué me gustaba cuando era niño? Coleccionar sellos y monedas, hablar por mi emisora de radioaficionado, leer y escribir, dibujar planos inventados, pescar en el río, estar en la naturaleza, ir a buscar mejillones y almejas al mar, ir a por setas a la montaña, pasarme horas creando construcciones con el Exin Castillos y jugar a «policías y ladrones». Tengo bastantes cosas más pero sería muy largo…

En cierta forma, la búsqueda del Ikigai japonés me ha recordado al Hygge danés aunque tienen pocos puntos en común lo que me hace pensar que combinarlos podría ser una buena opción.