Jean Bouin

Esta mañana, en la 84 edición de la Jean Bouin he conseguido un importante tiempo de 43’46» sobre un circuito de 10 km, lo que me da muchas esperanzas para seguir confiando en batir mi record personal de maratón en marzo de 2008. La Jean Bouin es una carrera atlética de carácter popular que cada año se celebra en Barcelona. Fue disputada por primera vez en 1920, lo que la convierte en el acontecimiento atlético vigente más antiguo de España, al margen de los Campeonatos de España de atletismo.

Jean Bouin era un atleta francés nacido el día de Navidad de 1888 en Marsella, que alcanzó la fama en la segunda década del siglo XX al batir los récords del mundo de la hora, los 3.000 y los 10.000 metros entre 1911 y 1913 y proclamarse subcampeón olímpico de 5.000 en los de Juegos de Estocolmo de 1912. Iba para campeón olímpico en los Juegos que en 1916 debían celebrarse en Berlín, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial no sólo impidió que se celebrara la competición sino que acabó con su vida, pues el 28 de septiembre de 1914 murió abatido por las balas del propio ejército francés en el frente del Mosa.

Record del Mundo de Maratón

No todos los días tienes la oportunidad de correr en una carrera en la que se bate un record del mundo… Ayer, en Berlín, el etíope Haile Gebrselassie hizo trizas el record del mundo de maratón dejándolo en 2h 04′ 26», casi 30 segundos menos que el tiempo que consiguió Paul Tergat en 2003. En mi caso me tuve que conformar con 3h 47′ 43», mi mejor marca desde 1999.

Abebe Bikila

Abebe was born in 1932 in a town called Jato about 130 kms away from Addis Ababa (Ethiopia), in the district of NeA Denba near Debre Birhan. His parents were W/o Widnesh Menberu and Ato Bikila Demssie. According to the tradition of his enviorns, he spent most of his childhood as a shepherd and a student. At the age of 12, he completed the traditional, «Qes» schooling. At this age, Abebe had already distinguished himself as an exceptional «Gena» player. In 1952, young Abebe was hired by the Imperial Body Guard. At the Imperial Guard, he participated in both athletics and «Gena» game. In 1954, he married W/t Yewibdar W/Giorghis with whom he fathered four children.

Abebe Bikila
Abebe Bikila

Abebe spent a number of years with the Imperial Guard before he distinguished himself as a fine athlete. His defining moment came when, once, he was watching a parade of Ethiopian athletes who had then participated in the Melbourne Olympics. Looking at these athletes who were wearing a sport outfit with the name «Ethiopia» written at the back, he asked who they were. When told that they were athletes who represented Ethiopia in the Olympics, he was determined to be one of them. In 1956, at the age of 24, Abebe participated in the national armed forces championships. The hero of the time was Wami Biratu who held the national records in 5000 and 10000M races. During the marathon race, the crowd at the stadium was waiting to see Wami Biratu come as a winner. In the first few kilometers, Wami was leading. After a while, radio broadcasters informed the crowd that a young unknown athlete by the name of Abebe was leading. As Abebe was extending his lead, the crowd waited anxiously to see this new sensation. Abebe easily won his first major race and later on went to break the 5000 and 10000 Meters record held by Wami. With this impressive results, Abebe qualified for the Rome Olympics. Finally, Abebe’s dream of wearing that sport outfit with Ethiopia’s name written at the back was realized.Abebe’s race in the Rome Olympics is what established him as a legend bigger than life and a household name all over the globe. Not only he won the race, but also set a new world record at 2:16:2. He was also the first African to win an Olympics medal. Commenting on why he run on bare foot, Abebe said, «I wanted the world to know that my country Ethiopia has always won with determination and heroism.»

Four years later during the Tokyo Olympics, Abebe’s fame has already reached all corners of the globe. Six weeks before the big race that awaited him, Abebe was taken ill with Appendicitis. He underwent surgery amid a public outcry for a proper medical council to decide on the procedure. The day he arrived in Tokyo, Abebe hadn’t fully recovered from the surgery and limped his way-down the stairs. However, the reception Abebe received from the Japanese people helped him recover rather quickly and unexpectedly.

Along with his colleagues, Mamo Wolde and Demssie Wolde, Abebe resumed his regular training after few days of his arrival in Tokyo. The marathon race, particularly, the way Abebe won it barely six weeks after his surgery and the gymnastic display he showed right after finishing the race victoriously is now a classic image engraved in the minds of hundreds of millions of people of this planet. This was also the first time ever that the marathon race was won consecutively by an athlete. The new record of 2:12:11 that Abebe set was also an icing on a cake for this remarkable race.

Abebe trained hard for the Mexico City Olympics of 1968. Unfortunately, he had to withdraw from the race after running 15 kilometers due to bad health. His compatriot, Mamo Wolde would later finish the race victoriously.

Abebe had competed in more than 26 major marathon races in his illustrious athletic career. The world championships he won in 1960 and 1962 deserve special recognition.

In 1968, The legendary Abebe Bikila was involved in a car accident in the city of Sheno about 70 Km from Addis Ababa that left him paralyzed the waist below. Over the next 9 months, he was treated both in Ethiopia and abroad. Even while in wheels, Abebe’s competitive spirit and desire to see his country’s flag hoisted high and proud helped him compete and win several races. In 1970, he participated in a 25 Km cross-country sledge competition in Norway where he won the gold medal. Again, in the same tournament, he won a similar 10 Km race where he was awarded a special plaque.

The illustrious life of the legendary Abebe Bikila came to a tragic end in October of 1973 when he finally succumbed to a disease he had battled for many months. This eternal Ethiopian hero was buried in the grounds of the St. Joseph church in the presence of a huge crowd and the then emperor, Atse Haile Selassie.

Morir Corriendo

El maratón (42,195 Km), una verdadera aventura asfáltica, no es solo una prueba de resistencia. Solo la combinación de la constancia, los buenos hábitos alimenticios, la inteligencia y la resistencia muscular y orgánica hacen posible el poder llegar a la meta porqué… en la maratón se llega o no se llega.

Muchos psicólogos deportivos han concluido en que es la maratón la especialidad atlética que crea más adicción, alcanzándose en ocasiones una peligrosa espiral que empuja al corredor a seguir y seguir y seguir más allá del dolor y del cansancio, llegando en algunos extremos a la muerte.

En el Marathon de Nueva York de 1994, dos hombres murieron y un tercero sobrevivió milagrosamente a un paro cardiaco agudo. A continuación se detalla como sucedieron los hechos y debido a que se produjeron.

Pierre Market era francés, tenía 27 años y se trasladó a N.Y. para realizar el maratón; su último maratón de la vida.

En 1993 hizo su primer maratón, también en N.Y. y su tiempo fue de 3:32:24. A su llegada a meta se desplomó y fue llevado urgentemente a la tienda de urgencias donde se le intentó reanimar. Observando su estado crítico, fue rápidamente trasladado en ambulancia a un hospital donde afortunadamente se recuperó. No volvió a competir hasta un año más tarde en N.Y.

En esta ocasión el tiempo que se propuso fue de 3 horas y 15 minutos y el llegó a meta en 3:28. La gente que le esperaba en meta diría posteriormente que su paso por la línea de llegada fue normal, no apreciándosele ningún síntoma extraño. Una vez dentro de los carriles de control, cayó al suelo. En pocos segundos recibió los primeros auxilios, y ya entonces Pierre no tenía pulso y obviamente no respiraba. Le fue aplicado masaje cardiorespiratorio por personal médico especializado y no funcionó. Llegó al hospital con electroencefalograma plano y no fue posible salvar su vida.

En la autopsia no se le detectó ningún problema en el sistema coronario y parece ser que murió por culpa de una colapso cardiovascular agudo, o por lo menos esa fue la versión oficial.

Bernard Rollin, de 50 años, era también francés y fue a N.Y. para correr el maratón. Había participado en muchas maratones y su mejor tiempo lo tenía fijado en 3:30. En esta ocasión se había propuesto llegar en 3:45.

En Francia, poco antes de partir hacia N.Y., Bernard visitó a un cardiólogo para que le hiciese un reconocimiento médico cardiaco. En el electrocardiograma todo pareció normal, pero en el ecocardiograma se le detectó una hipertrofia ventricular izquierda concéntrica. Esto podía deberse a cuatro causas: corazón de atleta, hipertensión, estenosis aórtica o estenosis subaórtica. Para dislumbrar lo que le sucedía se le sometió a un stress-test, donde funcionado su corazón al 97 % de la frecuencia cardiaca máxima no se le observó nada anormal. Así pues, al no encontrársele nada explicativo, se le dió luz verde para ir a N.Y.

Una vez en carrera, y pasadas 4 horas y 35 minutos (frente a una previsión de 3:45) pisó la línea de meta, cogió la medalla y se dirigió a la zona de vestuarios. Un poco antes de llegar se desplomó con parada cardiorespiratoria. Los equipos médicos de urgencia le practicaron masaje cardiaco al mismo tiempo que se le suministraba oxígeno. Se le inyectó adrenalina intravenosa y todo falló. Ingresó en el hospital, ya cadáver.

En la autopsia se le detectó arteriosclerosis en el corazón así como indicios de haber padecido un ataque cardiaco hacía tiempo.

El tercer protagonista, Edward Barry, tenía 47 años el dia que tomó la salida en el maratón de N.Y. Pesaba 75 Kg y medía 1,88 m. Había corrido 19 maratones y su record personal estaba en 2 horas y 57 minutos. Su estado de forma física era envidiable.

Dos años antes se le practicó un ecocardiograma y se le detectó una anormalidad. No hizo caso y continuo entrenando y compitiendo como de costumbre. Dos semanas antes de la maratón fue sometido a las mismas pruebas que Bernard Rollin y se le encontró hipertrofia ventricular izquierda concéntrica, calcificación de la válvula aórtica, estenosis aórtica y ligera insuficiencia en tres de las cuatro válvulas del corazón. Pese a todo, el 6 de noviembre de 1994 tomó la salida en N.Y.

El médico responsable de la milla 21 vió a Edward llegar en brazos de dos atletas. Venía azul, no respiraba, su corazón no latía y sus pupilas no reaccionaban frente a la luz. Los párpados los mantenía abiertos. Le fue diagnosticada parada cardiorespiratoria aguda y le fue aplicada recuperación cardiopulmonar. Sin embargo, nada funcionó y fue llevado en camilla al hospital que se encontraba a una manzana de la milla 21. Una vez en el hospital se le detectó fibrilación ventricular y se le sometió a electroshock. Milagrosamente se recuperó. Permaneció en la unidad de vigilancia cardiaca durante 24 horas, tras los cuales se le consideró fuera de peligro.

Una vez recuperado, Edward dijo que recordaba haber pasado por la milla 16 en muy mal estado y con visión borrosa. No recordaba haber alcanzado la milla 17.

Aún en el hospital se le sometió a multitud de pruebas y lo más importante que se le diagnosticó fue una ocasional irregularidad del ventrículo izquierdo, aparte de todo lo que se le había encontrado dos semanas antes del maratón. Se le aconsejó que se implantase un desfibrilador automático en el corazón, que tomase penta-block y que dejase de correr. Como buen maratoniano, hizo caso omiso de los tres consejos y no siguió ninguno.

El dia 16 de noviembre dejó el hospital y dos semanas más tarde comenzó un programa de rehabilitación cardiaca utilizando bicicleta y treadmil.

Actualmente corre 15 millas los sábados y 15 los domingos, pero los médicos le han hecho entrar el miedo en el cuerpo y Edward asegurá que dejará el maratón.

Estas son las historias de Pierre, Bernard y Edward. Estas son las historias de tres adictos a la maratón. Esta es la historia de la vida contra la muerte vivida en el maratón de N.Y en 1994.

Y es que es muy difícil convencer a un corredor de, que sintiéndose bien, no corra el maratón. En todo caso, es importante siempre tener en cuenta que cualquier anomalía cardiaca puede multiplicarse velozmente durante un periodo de esfuerzo tan intenso como el que se padece en un maratón.

En la historia de la maratón de Nueva York han tomado parte 350.000 personas y solo han fallecido tres. Es muy difícil encontrar cualquier otra actividad de la vida sedentaria donde se encuentre un % menor de muertes que en un deporte como este. Es bueno correr maratón, pero hay que hacerlo bien.

Si Pierre se hubiese preocupado por lo sucedido en el maratón del 93 y Bernard hubiese tomado alguna norma de seguridad, quizás hubieran podido contarnos alguna vivencia de aquel fatídico dia de 1994 y de como lograrón dominar el maratón, antes de que los dominase a ellos.

Edward Barry aun está a tiempo, y sin embargo sigue corriendo…