Dolce Far Niente, de Rafael Vallbona

He terminado de leerme «Dolce far niente. Una primavera toscana» de Rafael Vallbona, un pequeño libro de no más de 170 páginas que nos invita a parar y a contemplar la belleza del arte y de los pequeños detalles durante una estancia de unos meses en Siena, Italia.

El turismo de fotografía y de redes sociales está en el punto de mira en este ensayo o cuaderno de bitácora, no se muy bien como etiquetarlo, en contraposición al «slow tourism» (me acabo de inventar la expresión) alimentado por conceptos como volver al mismo café día tras día mientras observas a los transehuntes pasar o visitar y revisitar una galería de arte o iglesia y pasar tiempo en sus detalles y su historia.

En general hablamos de hacer que la vida transcurra más lenta, más sosegada y rebajar nuestro nivel de adrenalina diaria.

Cómo vivir para siempre

Para vivir eternamente solo son necesarias dos condiciones esenciales que invitan a la reflexión sobre los límites de la vida y la existencia:

      • Vivir mientras estás vivo. No es ningún secreto que mucha gente no sabe vivir. Sobre la felicidad se han escrito ríos de tinta, como el Ser Feliz, la Teoría de la Disruptividad o Las 8 Claves para ser feliz, y sin embargo ahí tenemos a media humanidad, sobre todo en los países más ricos, sin saber que hacer para tener una vida plena y ser feliz. Hay pocos secretos para ello: comer bien, hacer ejercicio, tener metas, olvidarse de las redes sociales (y especialmente de Instagram), estar socialmente conectado, romper con lo que no te hace feliz (y con la gente «consumidora de energía») y no tomarse las cosas demasiado en serio.
      • Dejar algo que perdure más allá de tu muerte física. Esto es lo más importante si quieres vivir para siempre y además es lo que puede dar sentido a tu vida mientras estás vivo. Básicamente se trata de tener claro el legado que quieres dejar y durante cuanto tiempo quieres que perdure. En mi caso particular son mis hijos, la historia escrita y documentada de la familia (con árbol genealógico y miles de fotos incluído), escribir un libro y dejar una casa en el pueblo donde nació mi padre.

Parece fácil, ¿no?. Hay muchas personas que siguen entre nosotros después de dejarnos y aunque no pretendo estar a su nivel, solo por citar algunas, diré Albert Einstein, Jesucristo, Mahoma, Gandhi, Darwin, Buda y Freud. También hay otras que siguen muy vivas, y que no deberían estarlo, como Hitler, Franco, Stalin o Kennedy (que fue el impulsor de la guerra de Vietnam y de la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba).

Pol y Blanca hace unas semanas en el CosmoCaixa en Barcelona, siendo felices.

«Bronca» y «La última familia ninja»

Últimamente me cuesta encontrar cosas interesantes en Netflix y al final acabo algunos días viendo vídeos y documentales en YouTube aunque en la mayoría de los casos pueden pasar semanas sin que encienda la televisión.

De las series que he visto estos últimos meses, hay dos que me han gustado y que al menos las he terminado: «Bronca» y «La última familia ninja».

«Bronca» es una minierie estadounidense de 10 capítulos que se sale un poco de los clichés americanos soporíferos y que arranca con un incidente de tráfico entre dos personas.

«La última familia ninja» es japonesa y por tanto diferente. Tengo que decir que gracias a esta serie he comenzado a interesarme por las películas (y series) japonesas y coreanas que aportan mucha frescura al catálogo cada vez mas aburrido de producciones americanas.

Las llaves de mis padres

Compré el otro día una tabla de cortar de madera y le pegué usando unos clavos algunas de las llaves de mis padres que recuperé de su casa antes de que la vendiéramos hace algunos años.

Las llaves de mis padres

La descripción de las llaves comenzando por la primera fila de izquierda a derecha y continuando con la segunda es la siguiente:

    • La puerta antigua de la casa de La Gornal donde vivió mi abuelo. Antes de la reforma que se hizo hace unos 40 años o así, la puerta era muy grande y permitía la entrada de carros.
    • Una de las puertas de la vitrina del comedor.
    • La puerta de seguirdad de entrada al piso de Josep Miret, donde vivían mis padres.
    • La cerradura de la puerta de entrada al edificio de Josep Miret.
    • El armario de la habitación de mis padres.
    • La puerta del armario donde se guardaban las bebidas.
    • La llave antigua de la entrada al edificio de Josep Miret antes de que cambiasen la cerradura.
    • La puerta inferior del armario del comedor que mi madre utilizaba como despensa.
    • La otra puerta del mueble contiguo que había en el comedor.
    • La llave de un mueblecito que teníamos en el recibidor.
    • La llave de los cajones del aparador que había en la habitación de mis padres.
    • La llave de una caja de caudales que hackeé para poder abrirla después de que se le rompiera a mi padre.

Ascensor con Lego

Pol, Blanca y yo estuvimos el fin de semana pasado construyendo un ascensor con Lego. Obviamente, la mayor complejidad estaba en el mecanismo eléctrico para mover el ascensor entre las distintas plantas y más concretamente para hacerlo bajar.

En el diseño inicial, pusimos la caja del ascensor dentro de un armazón pero la fricción por sus cuatro lados hacía que el motor lo hiciera subir pero no bajar. Para solventarlo, montamos una nueva columna de pisos donde solamente había rozamiento en dos puntos que equivalían al 5% de todo el perímetro de la caja del ascensor. Y funcionó!.

Ascensor eléctrico hecho con Lego

El siguiente pasó será añadirle los botones de los pisos y algún sistema electrónico para poder controlar que el motor se detenga en cada una de las plantas al pulsarlos. Quizás un buen momento para comenzar con un Arduino.

Cementerio viejo de Margudgued

Visitar el cementerio de Margudgued es siempre una actividad interesante. Se encuentra a unos 10-15 minutos caminando del pueblo y se llega tomando un pequeño sendero entre campos junto a la carretera no asfaltada que va hacia Ainsa junto al rio Ara.

Uno de los aspectos que llama más la atención del cementerio es la fecha que aparece en la losa de entrada y que marca 1924. La pregunta obvia es dónde estaba el viejo cementerio antes de esa fecha.

Puerta de entrada al Cementerio de Margudgued en 2003

La respuesta la tenía mi padre. Me contó que el cementerio del pueblo estaba junto a la iglesia y que se construyó el nuevo en 1924 porque el viejo se había quedado pequeño. Sin embargo, no fue hasta la década de 1940 cuando tuvo lugar un hecho importante.

Mi padre en el sendero que conduce al Cementerio Nuevo de Margudgued en 2015

Casa Gila quería construir unos establos para vacas en los terrenos del antiguo cementerio que reclamaba como propios. Hubieron muchas discusiones y «peleas» encabezadas por Enrique y Teresa de Cambra que reclamaban que al menos trasladasen los muertos al nuevo cementerio.

Parece ser que no fue así y al final tiraron los cadáveres al rio. La misma historia me la contó también Teresa de Cambra hace unos 20 años o más, después de que mi padre me lo explicara. Me pidió además, que no publicara nada, porque este hecho generó una gran herida entre los vecinos de Margudgued que duró varias décadas. Pasados ya más de 80 años y con ningún protagonista vivo, he pensado que sería bueno compartir esta historia.

Cementerio Nuevo de Margudgued en 2003

El viejo cementerio ocupaba las viejas cuadras de Casa Gila y el terreno del pozo al que se accedía por una especie de callejón. Hoy en día ya no hay animales ni vacas y el viejo edificio, colindante con la Iglesia, es una vivienda de turismo rural.

Cementerio Nuevo de Margudgued en 2015

Toda esta historia hay que contextualizarla en los tiempos de postguerra que estuvieron marcados por disputas entre los dos bandos ideológicos incluso mucho después de la finalización de la Guerra Civil.

Ya tengo la doble nacionalidad

Pues después de esperarlo ansiosamente, por fin he conseguido la doble nacionalidad gracias a mi nuevo pasaporte de la Neue Slowenische Kunst o símplemente NSK. Si no te suena esta nación, puedes intentar encontrarla en Google Maps o en nskstate.com.

Ya tengo ganas de cruzar alguna frontera fuera del espacio Schengen para probarlo. Ya contaré como va la experiencia.

Gran Trail del Sobrarbe

Este fin de semana pasado, mi hermano y yo disputamos la Gran Trail del Sobrarbe en la distancia de Maratón en Ainsa (Huesca). A simple vista, el circuito no revestía mayor dificultad que una simpe maratón de montaña pero al final resultó bastante dura.

Terminé los 43 kms en GPS con un tiempo de 7h58′ y algo más de 2.000 metros de desnivel positivo acumulado. A las 8 de la mañana cuando arrancó la carrera, la temperatura era de 5 grados aunque disminuyó 3 o 4 grados a medida que ascendíamos y entrábamos en el bosque.

La media maratón la pasé por debajo de las 3 horas pero a partir del km 24 comenzó el infierno: una subida de casi 3 kms bastante empinada donde era imposible correr, 5 kms más de subidas y bajadas, 8 kms por un sendero de bicicleta con roderas super clavadas y para acabar de rematarlo, a 26 grados de temperatura, los 3 últimos kms nuevamente con subidas y bajadas cuando las piernas ya estaban exhaustas.

Yo, alrededor del km 35 con el Monte Perdido de fondo

Los últimos 10 kms no me gustaron en absoluto y la organización debería repensarlos para próximas ediciones.

Lo mejor del día fue terminé mi maratón número 43 y que si todo va bién, después del verano correré la Maratón de Palma de Mallorca.