Hace unos días me dieron una alegría casi infinita cuando llamé a la Jefatura Provincial de Inspección de Telecomunicaciones de Barcelona.
Había llamado para preguntar si me tenía que volver a examinar para obtener mi licencia de radioaficionado despúes de haber pagado por última vez la tasa en 2008. También quería preguntar si había alguna forma para recuperar mi indicativo de llamada EA3GIW con el que había hecho miles de contactos durante varios años.
Muy amables al teléfono, estuvieron consultando mi expediente y me dijeron que en 2008 con el pago de la última tasa, habían convertido mi licencia en autorización y que no caducaba y que por tanto continuaba teniendo mi indicativo totalmente operativo aunque hubiera estado en QRT durante 17 años.
Autorización de licencia de radioaficionado
O sea que me puse manos a la obra e hice mis primeros contactos en 10m después de 25 años y sin pensarlo demasiado, he comenzado a hacer realidad un sueño que tuve durante más de una década y me he comprado una emisora de HF multibanda.
Después de más de un año y medio sin Instagram, hace un par de días volví a instalarme la app en mi teléfono… y ahí estaba, como siempre, todo el mundo perdiendo su precioso tiempo scroll arriba, scroll abajo, más adictos que nunca.
Reconozco que el FOMO me ha vencido, hay que asumirlo, así que estoy haciendo estos dias unos experimentos con los reels (que no sabía ni lo que eran) para ver como van y como se les puede sacar algo de provecho.
Este ha sido el primero de mis experimentos y de momento voy ya por las 3.000 visualizaciones en solo dos días. A ver que es lo que da de si.
En un nuevo día de épica, el sábado pasado corrí la Gran Trail del Sobrarbe en la modalidad de maratón con una distancia de 45kms. El circuito con salida y llegada en Ainsa (Huesca) transcurría entre bosques y montaña con un desnivel positivo acumulado de 2.200 metros (más o menos como subir y bajar cuatro veces al Tibidabo desde mi casa en Barcelona).
Había entrenado muy poco, con una tirada máxima de 13kms una semana antes y acumulaciones no superiores a los 25 kms por semana en el mes anterior. Pese a eso, hice un digno tiempo de 7h 44′, que fueron 14 minutos menos que el año anterior.
Las razones de tan buen crono se deben fundamentalmente a cinco factores. El primero, es que ya conocía el circuito y sabía lo que que quedaba y especialmente lo que era enfrentarse a los últimos 3kms de subidas y bajadas.
El segundo factor fue la temperatura, con una salida unos 6 grados más cálida que el año pasado y una llegada alrededor de los 21 grados, 7 grados menos que hacía un año.
La tercera razón fueron las zapatillas. El año pasado calcé unas Salomon Sense Ride 4 con un grip muy bueno, flexibles y ligeras pero con una suela demasiado baja que a partir del km 30 hizo que me dolieran los pies a cada piedra que pisaba (y había muchas). Este año cambié de estrategia y me llevé las Hoka One Stinson 7 con una suela muy ancha y gruesa que me ayudó bastante en los 15 últimos kilómetros pero que por otro lado me hizo perder mucha estabilidad y agarre en los descensos que no pudieron ser tan ràpidos como el año pasado.
El cuarto factor fue la creatina. Desde hace unas 4 semanas estoy tomando creatina por las mañanas y esto está aumentando mi rendimiento en los entrenos y en las carreras además de sentirme más energético y «despierto» durante todo el día.
Y por último, probablemente, el factor más determinante fue la aplicación del Método Sampietro para obtener mejores tiempos con entrenamientos mínimos.
En definitiva, fue un gran día en el que finalicé mi maratón número 46.
Entre 1994 y 1995 estuve 9 meses sirviendo en el Ejército de Tierra de España como conductor off-road del Capitán y como responsable de preparar el Belén del acuertalamiento (no es broma!).
Pero también hice muchas otras cosas, y entre ellas, dos de las cuales estoy muy orgulloso fueron prepararme para el que aun es hoy en día mi record personal de maratón (3h 21′) y certificarme como Técnico Deportivo de Base por la Escola Catalana de l’Esport de la Generalitat de Catalunya.
En total fueron 100 horas de clase más 4 exámenes junto con un trabajo de fin de curso en que hice un análisis super exhaustivo de todas las personas fallecidas en los últimos 10 años en la Maratón de Nueva York. En 1997, publiqué un pequeño post sobre lo ocurrido en 1994.
Hoy he encontrado por casa el certificado del curso y he decidido escanearlo ya que mucha gente no se creía la base científica del ultra-famoso Método Sampietro para Correr Maratón.
Para los que se pierden con el catalán aquí enumero las asignaturas que seguí: «Fundamentos de Biología», «Fundamentos de Psicopedagogía», «Fundamentos de Actividad Fisica y Deportiva» y «Fundamentos de Higiene y Primeros Auxilios»… que ya se sabe que el lavarse bien es clave.
El actual puente que une Boltaña con Margudgued sobre el rio Ara es una cosa moderna de 1974. De hecho, aun me acuerdo cuando lo construyeron siendo yo bien pequeño.
Puente moderno sobre el rio Ara a la altura de Margudgued en 1974
Antes, la única forma de cruzar el rio era a través del viejo puente colgante a la altura del actual «Hotel Monasterio de Boltaña», un nombre moderno para el viejo sanatorio en que había convertido Isaac Noguera en 1910 el «Convento del Carmen» erigido a mediados del XVII por la Orden de los Carmelitas Descalzos.
Mi madre sobre el puente colgante en el rio Ara en 1967
En los 70, cuando veníamos a ver a mis abuelos a Margudgued, el viaje duraba muchas horas, entre 5 y 6, principalmente porque no había ni autopista hasta Lleida, ni Autovía hasta Barbastro, ni la carretera que une hoy en día El Grado y Ainsa. En vez de eso, el viaje era exclusivamente por carreteras atravesando todas las poblaciones y después de pasar Barbastro, por el centro de la ciudad, se tenía que escoger entre llegar a Ainsa por el Alto del Pino (de 857 m) atravesando Naval o hacerlo por Graus cruzando el Puerto de la Foradada (de 1020 m). En ambos casos, te tenías que comer mil curvas ya que no había ninguno de los túneles modernos actuales.
Mi madre y un vecino en el puente colgante sobre el rio Ara en 1967 con el Sanatorio al fondo
Lo más complicado del viaje, sin embargo, llegaba en Boltaña. Teníamos que dejar el coche en el otro lado del rio a la altura del Sanatorio y allí, nuestro abuelo nos venía a buscar a una hora estipulada con una burra y cruzábamos el puente colgante con todas las maletas y después caminábamos unos 20 minutos hasta la casa de mis abuelos.
Mi hermano, mi padre y yo en el puente colgante de Margudgued en 1974
No hace falta decir que el asfalto tampoco existía y que tanto la carretera hasta Margudgued como las calles del pueblo eran puro polvo y piedras.
Mi hermano y yo durante la construcción del puente moderno de Margudgued en 1974.
La buena noticia es que parece ser que pronto van a renovar el puente colgante y será posible cruzarlo de nuevo. En el marco de la nueva «Vía verde por el rio Ara» que enlazará Margudgued y Fiscal a través de Jánovas en 2027, se ha planificado la rehabilitación del puente aunque creo que no hará falta esperar a ese año porque las obras ya han comenzado con el mantenimiento de la Plaza Mayor de Margudgued.
Estaba revisando estadísticas de lectura esta mañana, y en los últimos 5 años un total de 41.722 personas distintas han aterrizado en algún momento en www.albertsampietro.com y se han visto 62.087 páginas.
El otro día hablando con unos amigos discutíamos el concepto «de culto». ¿Qué significa exactamente que algo sea de culto?.
Aun recuerdo cuando fui al cine en el 2011 a ver Drive, una película que no puedes perderte, y me encontré un montón de gente con un palillo entre los dientes. Resulta que Ryan Gosling en la genial escena inicial conduce su coche durante unos cuantos minutos con un mondadientes en la boca (los 9 primeros minutos de Drive) para no quitárselo prácticamente en ningún momento durante el resto del film. La película de culto estaba servida.
Pero, y para mi, ¿Cuales son mi película, personaje, marca,… de culto?. Pues ahí va:
Mi película de culto: Sin duda alguna es la italiana «La grande bellezza» con un magnífico Toni Servillo bajo la dirección de Paolo Sorrentino. Es la película que tienes que ver antes de ir a Roma.
Mi personaje de culto: Es Abebe Bikila, el mítico etíope que ganó dos veces la maratón olímpica, la primera de ellas en Roma en 1960, corriendo descalzo y donde estableció la nueva plusmarca mundial en 2h 15′ 16».
Mi marca de coches de culto. Subaru es la elegida. Su motor boxer indestructible y su tracción total permanente en todos sus modelos hacen de la marca japonesa un mito casi eterno ajeno a modas y tendencias. Versión tras versión en todos sus modelos, Subaru se mantiene fiel a sus principios con una estética tradicional que gusta a bien pocos, entre ellos a mi.
Mi ciudad de culto. Viví en Verona dos años y he vuelto sistemáticamente a esta ciudad complicada pero fácil a la vez. Con una historia increíble y serpenteada por el Adige donde su Arena sigue conservando su pasado romano y su uso ancestral para entretener a las masas.
Mi carrera de culto. La «Carrera a la Peña Montañesa» ya no existe pero sigue remanente en mi memoria y en la de muchos corredores que durante unos años subíamos corriendo a la majestuosa Peña Montañesa en el Pirineo de Huesca. Su herencia la ha recogido la «Gran Trail Sobrarbe» con más kilómetros pero con mucho menos desnivel y probablemente con muchos menos heridos.
Mi marca de motos de culto. No invierte nada en publicidad y apenas tiene concesionarios pero si te haces con alguno de sus modelos scrambler serás prácticamente el úico llevando una Fantic Caballero en tu ciudad, ya sea de 125, 500 o 700cc. La marca italiana nacida en 1968 continúa íntegramente bajo capital italiano fabricando modelos de culto con su motor Minarelli.
Mi autor de culto. Esta categoría está muy reñida entre García Márquez, Houellebecq y Niccolò Ammaniti pero creo que me quedaré con este último por ser el menos mediático y el menos «traumatizado».
Mi libro de culto. Va a ser una decepción para muchos pero sin duda es el libro que he leído más veces y el que me ha inspirado más. Es «Breve historia de la química» del ruso-americano Isaac Asimov.
Mi objeto de culto. Nada hay que cuide más que mis zapatillas de running. Tienen que estar limpias y solo las utilizo para correr. Jamás se me ocurriría utilizarlas para ir de paseo, jugar a fútbol o andar por el monte. Me gusta ver como la suela se va desgastándo progresivamente y medir milímetro a milímetro como disminuye el taco de goma en cada uno de sus flancos por delante y por detrás.
Hasta aquí mis objetivos de culto. Algunos son muy míos y otros muy mediáticos como Bikila o Verona, pero así es la vida.
A finales de mes tenemos ya el carnaval aquí y habrá que empezar a pensar en los disfraces, así que si os interesan ideas, ahí os dejo esta vieja fotografía que he encontrado por casa hoy donde estamos mi hermano y yo listos para la acción.
Mi hermano y yo disfrazados en 1984
La fotografía fue hecha en marzo de 1984 por mi madre en la terraza de casa, en la calle Josep Miret 27, de Barcelona. Lo que aparece en la parte derecha superior derecha es su dedo.