Soviéticos, Americanos y Afghanistan

Uno de los libros que estoy leyendo actualmente es «The Reagan Diaries» que básicamente es la recopilación de todos los diarios que escribió Ronald Reagan durante sus 8 años como presidente de los Estados Unidos.

En su página 386, el viernes 24 de enero de 1986, escribió lo siguiente:

«Over to the Oval Office for staff & NSC meetings & then 5 Afghan children were brought in. They were mere babys, but all victims of Soviet bombings. One little girl with her face virtually destroyed. Three with one arm each & one with only one leg. I’d like to send photos to Gen. Sec. Gorvachev»

Poco imaginaba Reagan que apenas 15 años después, Osama Bin Laden y sus amigos, que habían sido entrenados por la CIA para combatir a los soviéticos en Afghanistan, decidirían atacar a los Estados Unidos en su territorio el 11 de septiembre de 2001. Este hecho justificó la invasión de Afghanistan por parte de las fuerzas norteamericanas así como los más de 15.000 muertos civiles, 10.000 de ellos atribuídos directamente a Estados Unidos y sus aliados.

Ronad Reagan murió en 2004 probablemente sin haber llegado a enviar nunca ninguna foto de las víctimas de su propio país al hijo de uno de sus mejores amigos, el presidente George W. Bush.

La Tumba de Tamerlán

Tamerlán conquistó todo Asia Central en la segunda mitad del siglo XIV y sus ejércitos recorrieron desde Moscú y Anatolia hasta Delhi, en la India, anexionándose todo cuanto encontraban a su paso. En Uzbekistan está considerado el gran héroe nacional y las plazas y calles principales de todas las ciudades llevan su nombre.

Está enterrado en la ciudad de Samarcanda en el espectacular Mausoleo de Gur-E-Amir y en 1941, siendo Uzbekistan territorio de la URSS, el antropólogo ruso Mikhail Gerasinov y su equipo decidieron abrir la cripta de jade del héroe uzbeko para realizar toda una serie de pruebas forenses y determinaron su altura y causa del la muerte.

Mausoleo de Gur-E-Amir
Mausoleo de Gur-E-Amir

Al abrir el sepulcro, el equipo de arqueólogos se encontró con un manuscrito alertando de grandes calamidades a quien osase molestar el sueño enterno de Tamerlán y concretamente que quien lo hiciera debería hacer frente a la invasión de un ejército incluso más poderoso que el suyo. Al día siguiente, el 22 de junio de 1941, Hitler invadió la Unión Soviética en la denominada Operación Barbaroja.