El hongo blanco chino ha llegado a mi vida para quedarse.
Lo descubrí hace un par de semanas y lo cociné poniéndolo dentro de una sopa de miso con wakame y udón. Me encantó su textura gelatinosa y también la forma en que absorbe los sabores. Desde luego es un ingrediente con un potencial excepcional para poner en arroces, pastas e incluso en guisos con carne.
El hongo blanco es formalmente un Tremella Fucifornis muy extendido en la cocina y medicina chinas y que se consume abundantemente.
Se le atribuyen amplias cualidades medicinales entre las que destacan algunos compuestos especiales que ayudan a combatir el estrés oxidativo y pueden retrasar los signos del envejecimiento, incluyendo las arrugas. También se le suponen beneficios a nivel cognitivo y de hidratación para la piel.
Además de todo esto, es bastante barato ya que una bolsa de 80 gramos de hongo desecado da como para 6 o 7 personas y vale menos de 3 euros. Un chollo.