Lo peor de pasarse todo el día enganchado al teléfono, jugando con videojuegos o viendo series no es solamente el incremento de la grasa corporal sino que afecta negativamente a nuestro cerebro haciéndonos más lentos (o tontos), interfiriendo en nuestros patrones de sueño y disminyendo nuestra capacidad de relación social. Obviamente, el problema es mucho más grave en niños, incluso durante las comidas o cenas.
Sin embargo, no todo está perdido y aun existen cientos de opciones como alternativas a estas tres adicciones que nos harán sentir realmente vivos y sobre todo ayudarán a los niños a desarrollarse más adecuadamente. Algunos ejemplos:
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- Geocaching, un divertido juego de búsqueda de tesoros para adultos y niños que nos mantendrá conectados con el mundo real.
 - Ir a buscar setas al monte, especialmente entre los meses de septiembre y noviembre.
 - Si llueve o si nos levantamos temprano por la mañana (6 o 7) ir a coger caracoles cerca de parques o bordes de caminos.
 - Descubrir la ciudad en bicicleta. Seguro que hay muchos lugares a los que no hemos ido nunca.
 - Jugar al Monopoly o a cualquier otro tipo de juego de mesa, incluyendo el parchís.
 - Ir a pescar, ya sea en el mar o a algún rio.
 - Ir a buscar espárragos a la montaña… y luego comérselos.
 - Coleccionar sellos, billetes y/o monedas.
 - Recolectar hierbas silvestres para cocinar (romero, tomillo,…).
 - Senderismo o montañismo, dependiendo de nuestra capacidad física.
 - En verano, ir a nadar al mar.
 - Ir en busca de un Edelweiss (tendrás que estar en buena forma física).
 - Por la noche, extenderse en el suelo en un prado y contemplar las estrellas identificando las constelaciones.
 - Ir a por madroños (en el Collserola hay muchos!) y hacer mermelada o símplemente comérselos.
 - Ir a pueblos a comprar verduras y frutas frescas y de temporada, allí donde se cultiven.
 - Cocinar y hacer conservas.
 - Hacer cada día algo nuevo, aunque sea una pequeña cosa.
 - Leer un libro, ya sea en la cama, en el sofá o debajo de un árbol.
 - Ir a jugar a los bolos.
 - Visitar museos y exposiciones, preferiblemente pequeños.
 - Salir a desayunar un sábado fuera en vez de levantarse tarde y quedarse en casa.
 - Ir al teatro y al cine (la experiencia es mucho mejor que quedarse en casa viendo una película delante del televisor).
 - Ir a patinar.
 - Ir a mercadillos temáticos en la ciudad.
 - Construirte tu propio blog.
 - Estudiar la genealogía de tu familia.
 
 
En fin, un montón de cosas con la que poder respirar antes que consumir el escaso tiempo de nuestra vidas delante de un teléfono o televisor.