Sobre los Spaghetti

A estas alturas yo creo que ya nadie duda de que el tipo y forma de la pasta es crucial para realizar un buen plato: unos penne rigate no son lo mismo que unos macarrones, obviamente.

Esto lo digo porque los spaghetti me cuestan un poco y desde luego no están entre mis pastas favoritas. Hay un par de razones para ello.

La primera, y la más importante, es que es una pasta a la que le cuesta absorber sabores y a la que las salsas no suelen pegarse a no ser que sean muy grasosas o aceitosas. El no tener surcos ni huecos (como las espirales) hace que las salsas ligeras, que son las que más me gustan, no se adhieran.

Y la segunda razón es más logistica. Antes de nada diré que dos pecados capitales por los que alguien debería ir a la cárcel son utilizar una cuchara para comer los spaghetti y la más grave, casi rozando la pena capital, cortarlos con cuchillo. ¿Qué puedes esperar de alguien así?.

El tema es que he hecho un cálculo de probabilidades que después he comprobado en un experimento científico con 22 platos de spaghetti en 22 días distintos y la conclusión es que la probabilidad de que te manches para un plato de unos 150 gramos de pasta fresca es de un 38%. Esto significa que al menos una de cada 3 veces que comas spaghetti te mancharás la camisa o lo que lleves puesto en ese momento.

Eso ya de por sí, los imposibilita para pedirlos en un menú de mediodía en la oficina, lo cual no es un problema porque yo nunca como pasta fuera de casa a no ser que sea en unos pocos restaurantes en Barcelona o en Italia. Pero como que tampoco me gusta ensuciarme en casa, tampoco suelo hacerlos a menudo.

¿Alguna opinión en contra o a favor?.

La importancia del tipo de pasta

Yo creo que no fue hasta que tuve 16 o 18 años que no probé otro tipo de pasta diferente de los clásicos macarrones que mi madre nos cocinaba intensamente hasta que terminaban al borde de la desintegración por exceso de ebullición.

Quizás por ello, tengo que reconocer que aun hoy en día me cuesta mucho encontrar restaurantes donde la pasta esté mejor que la que me suelo cocinar a mi mismo. En general, el problema suele ser el tiempo de cocción, las salsas con nata, el exceso de queso y servir la pasta sin haber mezclado previamente la salsa. Sin embargo, lo que más me molesta de todo es la falta de atención en la elección del tipo de pasta.

Es absolutamente esencial seleccionar la forma de la pasta que vamos a cocinar teniendo en cuenta la salsa o receta que vamos a seguir. Por ejemplo, si es muy aceitosa, no deberíamos poner spaguetti y quizás tagliatelle.

En general, la pasta más irregular adquiere mejor los sabores de las salsas si estas son homogéneas mientras que la pasta más alargada y fina combina mejor con tropezones grandes: setas, carne, pescado, etc.

Fisarmoniche o Acordeones
Fisarmoniche o Acordeones

Dos de mis tipos favoritos son los fisarmoniche (acordeones en español) y los casarecce, probablemente porque son lo que mejor se adhieren a los sabores de la cocción mientras que mantienen un núcleo duro de pasta cuando los masticas.